viernes, 24 de junio de 2011










Algunas consideraciones sobre el arte actual

Metamorfosis


No sería ni mucho menos fácil definir el panorama artístico actual en un pequeño artículo como este. No se puede pretender sintetizarlo o reducirlo a una gama delimitada de corrientes, tal como pudiera hacerse con las manifestaciones creativas habidas en periodos históricos anteriores, sobre los que el paso del tiempo ha creado el sedimento que permite, aunque siempre un poco falazmente, reducir las producciones artísticas a categorías y estilos. Tampoco es intención desde posición tan modesta como ésta realizar un ejercicio de tal magnitud, posiblemente infructuoso o innecesario. Por otro lado sería inevitable crear casillas y clasificaciones dentro de las que amoldar lo que por su propia naturaleza debe ser indomable, inabarcable, y es desde luego difícil de ajustar a patrones extraños a sí mismo. O así debería ser al menos en lo tocante al arte. Entiéndase aquí este término tan altisonante en su acepción más amplia, como aquella corriente telúrica y primaria, que aflora en cada uno de los que se atreven a contemplarlo de frente, sin tener en cuenta la intensidad o acierto logrado. Se refiere este caso al arte sin adjetivos calificativos.

Mandala

Si resulta imposible siquiera bosquejar toda la diversidad del fluir creativo actual, al menos se pueden definir claramente algunos elementos característicos de las sociedades contemporáneas que están marcando direcciones nuevas y verdaderamente revolucionarias dentro del panorama artístico general, creando posiciones desconocidas hasta ahora en el seno de lo que podríamos considerar “la vanguardia”. Posiciones cada vez mejor definidas a medida que se van comprendiendo las características intrínsecas de las nuevas herramientas de creación.
Para empezar frente a las tradicionales formas de expresión artesanal, (en lo tocante a las artes plásticas sobre todo), sin que aquellas pierdan sentido o valor como manifestación genuina de la creación humana, parecen imponerse las imágenes producidas por medios tecnológicos. Esto implica antes que nada la sustitución de aquella obra única, de alta cotización comercial, (primero gracias a su exclusividad) por otra reproducible hasta la saciedad con idénticas características a la producida en primer lugar y que se podría tener como matriz, junto a lo que de ello se desprende en cuanto a su valoración monetaria. Es cierto que hasta ahora los métodos mercantiles creados en torno a aquellas enaltecidas piezas únicas, han pretendido aplicar sus patrones a estas últimas con un lógico elevado nivel de fracaso; creciente tras la irrupción de la tecnología digital y las redes. Pero al final el propio medio termina imponiendo su ley, sobre todo cuando el alto grado de calidad alcanzado en las técnicas reproductivas permite incluso suplantar en buena proporción a las primeras.


Metamorfosis



Lo que no se digitaliza apenas tiene vida en una sociedad basada en la comunicación de masas. Aquello que no se fotografía o grava sencillamente no se ve, no es conocido. Sin la reproducción fotográfica la inmensa mayoría no tendría ninguna noción de las grandes obras artísticas, ni estas habrían despertado el interés que suscitan, o siquiera alcanzado la cotización astronómica que las santifica en la mentalidad capitalista. Por otra parte es preferible contemplar “La Gioconda” en una buena edición facsímil, donde se pueden apreciar la mayoría de sus mejores cualidades (e incluso disimular sus posibles defectos), abandonándose igual al puro deleite estético, que esperando el turno en una fatigosa cola delante del original en la pinacoteca correspondiente. Cuando además esta última se exhibe en peores condiciones de iluminación por cuestiones relativas a su conservación que todo el mundo conoce.
Esta consideración afecta de modo directo al valor monetario de la obra. El simple hecho de que pueda conservarse, incluso mejorarse la calidad de un original, provoca por la misma inflación de reproducciones exactas, una completa devaluación como objeto de transacción comercial. Por el contrario aumentan y brillan como nunca antes en la historia del arte los más legítimos objetivos de la obra que son los comunicativos, recreativos, estéticos; en definitiva, aquellos que contribuyen más directamente a la óptima construcción mental del individuo.
Por esta misma lógica en el seno de las sociedades democráticas no cabe poner tasa a la difusión y reproducción de obras artísticas de ningún tipo si con ello se contribuye tan eficazmente a la construcción social. Para alcanzar esta concepción es imprescindible superar la tan arraigada mentalidad mercantilista, que atenaza como ningún otro factor cualquier intento de progreso real. La sustitución de esa nociva por determinista mentalidad empresarial no implica necesariamente la desaparición de los oficios artísticos o el mercado del arte en términos absolutos. Si permite, sin embargo, una deseable depuración de la cultura, enriqueciéndola y contribuyendo a que la sensibilidad del espectador sea más aguda. Desaparecerán a la vez todos aquellos productos comerciales de dudoso valor artístico y cultural, colocados en primera fila por una pura maniobra de marketing. (Aunque también es cierto que una buena parte de lo que estaba magnificado por el mercado lo era gracias a sus cualidades). Tenderá a desaparecer, eso si, la gran estrella de altísima cotización, pero como contrapartida se realzará el valor de todas las producciones marginales bien cualificadas, desapercibidas hasta ahora para las mayorías. Tal cambio se hace legítimo solo por los beneficios aportados al usuario-ciudadano-consumidor quien verá amplificadas de un modo desconocido sus posibilidades de realización personal en este ámbito.

Abstracción


Uno de los aspectos aportados por las nuevas tecnologías digitales, quizá el más influyente a la hora de revolucionar el panorama artístico hacia el futuro, es la extensión de las propias herramientas audiovisuales y las redes a estratos crecientes de la población. Gracias a ello la comunicación audiovisual se vuelve “transitiva”. Del monólogo emitido verticalmente desde la gran tribuna sacralizada por los mass media y los intereses comerciales, se pasa de modo natural al dialogo completamente horizontal, en el que cada usuario es susceptible de convertirse en creador y por tanto en interlocutor. Ya se ve proliferar espontáneamente a través de las redes un sin número de creaciones no profesionales, con intenciones comerciales o no, que adensan de modo extraordinario el universo artístico con independencia de su calidad. En un terreno como este, esa cualidad imprescindible en el gran arte ocupa un segundo lugar frente a las enormes posibilidades de desarrollo intelectual que ofrece tan sustancioso diálogo creativo.
Esta es razón sobrada para explotar al máximo y sin cortapisas mercantilistas la mejor cualidad de este medio, que es el libre intercambio de información. En consecuencia la inflación de “producciones” tiene su equivalente repercusión en el valor de cambio del “objeto artístico”, que para empezar se resiste a llevar ese nombre por su naturaleza virtual o ausencia de soporte (toda producción digital es una red de puntos con una duración en el tiempo dependiente de la presencia de una corriente eléctrica gracias a la presencia de una corriente eléctrica). El precio tiende a desaparecer lo mismo que el propietario, puesto que no hay objeto concreto y la reproducción no tiene coste alguno. Por otra parte técnicamente ocupan la misma posición sin jerarquía ninguna la obra reconocida y profesional junto a la de cualquier amateur, que no por ello ha de ser menos solvente cuando las herramientas empleadas en su elaboración son las mismas o muy semejantes.

Metamorfosis


El arte objetual no puede hallar aquí un competidor, aunque por supuesto conviene que el ámbito comercial empiece a comprender que en este campo tiene casi perdida la batalla del lucro. Este va siendo ya un terreno ingobernable cara a la capitalización, posible sin embargo, e incluso deseable, en los aspectos externos al propio hecho de la comunicación entre usuarios. Están todavía por descubrirse las nuevas formas de financiación artística, mientras algunas empiezan ya a perfilarse.

Mandala



El ámbito artístico tiene por fin una cuenta pendiente con la publicidad. Esta ha irrumpido en el terreno de la creación ocupando un espacio ambiguo por coincidir con aquel en los aspectos formales y estéticos. Sin embargo es preciso aclarar que a pesar de usar idénticos instrumentos y estar en grado equivalente vinculados a la creatividad, deben ser consideradas áreas completamente diferentes aunque solo sea por sus objetivos, hecho que legitima la exclusión de lo publicitario fuera del terreno propio del arte. La explicación a este respecto es bastante simple: la pieza artística cumple su objetivo comunicativo en sí misma, mientras que esa razón de ser en la publicidad se vuelve simple persuasión cara a cumplir el objetivo externo de la venta. Conviene no confundir ambos terrenos. Por otra parte también los medios publicitarios han usurpado en gran medida la belleza más hedonista banalizándola y expropiándosela a la creación artística. Cualquiera que aspire a ser incluido en el medio arte se ve obligado a huir de las posiciones formales que acaban considerándose exclusivas de lo publicitario y “su belleza fácil”, si quiere ser respetado por sus colegas. Hubo algunos desde Warhol que han bordeado las lindes pero siempre obligados a reformular su lenguaje hasta que fuera solo una referencia. También el mundo del arte debe adquirir esa posición todavía no conquistada y que puede constituir un magnífico vehículo para expresar ideas.



Metamorfosis


Sería posible extenderse todavía mucho más por esta línea pero como ya se advertía más arriba este no pretende ser más que una aproximación a las tendencias más generales y reconocibles en el terreno del arte contemporáneo menos comercializable.

La caverna





Manifiesto presentación

Abstracción


A continuación se ofrece una presentación digital que en clave sintética reproduce estas ideas, más que nada por introducir a título práctico uno de los soportes más empleados y de uso más sencillo que unifican imagen y palabra, buen ejemplo de lo expuesto más arriba sobre la democratización de los medios de realización artística más extendidos.

http://www.mediafire.com/download.php?2alp4j4j8tpwkid





Si quieres pon tu la música







sábado, 28 de mayo de 2011

No es necesario decir

que todo lo que se debía decir

ha sido dicho ya

Ahora es cuestión de actuar
Y se actuará a pesar

de todos aquellos

que no quieren que se actue



El majestuoso reloj cósmico

cabalga impávido, sin prisa ni retraso en una dirección inapelable.

Su maquinaria está lubricada, es perfecta, está a punto.

Ese bello organismo sensitivo late como un corazón.

El corazón de dios, el corazón del hombre.

Ese maravilloso mecanismo recorre en una sincronía perfecta

el infinito tiempo celestial y el infinitesimal tiempo de los hombres.

Ya es casi la hora de la luz, se acerca el mediodía.

Aunque puede llegar de infinitas maneras.

Es mejor aceptar lo inevitable.

Serenamente.

sábado, 5 de febrero de 2011